Si ya leíste el apartado donde les cuento sobre mi, seguro ya sabes que estudié Leyes, por lo que he desarrollado más el hemisferio Izquierdo, cuya característica es ser analítico, lógico, práctico, usa la razón, el lenguaje y las normas como medios para resolver problemas. Usa idea tras otra, en el mismo sentido.
Usar nada más ese hemisferio te hace contraer tus emociones, percibes el tiempo más lento, es el que controla la parte derecha de nuestros cuerpos, es el que utiliza los símbolos para representar conceptos u objetos y el que memoriza (a largo plazo) estos símbolos para usarlos posteriormente verbal o gramáticamente, es el que nos ayuda a planificar, planear y tomar decisiones; en pocas palabras es justo el que yo uso mientras escribo este blog.
Al controlar la parte derecha del cuerpo se relaciona con los números pares, en el Árbol de la Vida de la Cábala se le identifica con la columna pasiva, con la madre, el magnetismo, la contracción, el recibir, el Ying, su elemento es el agua y la tierra, se relaciona con el tiempo, la sal y con Mercurio.
La división de los hemisferios fue desarrollado en la época Atlánte, según Rudolf Steiner, cuando se tomaron miembros de la raza de los Lemures con un alto potencial evoluctivo, que usaban la memoria para dar como resultado el lenguaje, así como, para desarrollar sentimientos, como el apego a lo que experimentaban.
Cosa contraria que pasaba con los Lemures, que contaban sólo con una masa encefálica, por lo que no podían retener las representaciones de lo que experimentaban, lo que dió como resultado que no era necesario contar con formas o símbolos, ni con un lenguaje, sólo hacían sonidos.
Al ver que mi trabajo espiritual llegaba a estar limitado, porque usaba todo el tiempo mi hemisferio Izquierdo, me dí cuenta que era necesario desarrollar o despertar el hemisferio derecho y ahí fue cuando me embarqué en el viaje que fue aprender a pintar. ¿Por qué pintar y no aprender música, bailar y otra arte? Porque pensé que era más facil para mi, pues ya sabía de colores, medidas, geometría, etc.
Jajaja ilusa!! Aprender a pintar fue más retador que haber transcrito en 1 día la Ley del Notariado que me obligó a hacer, de castigo, un maestro nefasto y retrógrada que tuve en la universidad.
El hemisferio derecho es aquel que se relaciona con los números impares, su característica es la creatividad, el idealismo, la intuición, la curiosidad, el arte, la música. Controla el lado izquiero del cuerpo, por lo que en el Árbol de la Vida se identifica con la columna activa, con el padre, el eléctico, la expansión, el dar, el Yang y cuyo elemento es el fuego y el aire, se relaciona con el espacio y el azúfre.
Adicional al reto de aprender algo nuevo, vino también aprender el lenguaje en símbolos , colores y texturas, de las emociones, los estados de ánimo de la mayoría de los asistentes, la sincronía con la música que escuchas mientras pintas; hasta hice una playlist en spotyfy como experimento para observar la pincelada que hago.
Es un autoconocimiento constante, al principio le apretaba demasiado a los tubos del óleo y desperdiciaba mucho, tanto que entraba en ansiedad. Después aprendí que con poco es suficiente. Eso me hizo reflexionar que en mi vida o en mis relaciones, apretaba o asfixiaba, ocasionándome pérdida de energía vital, así como de tiempo y personas. Entonces comencé a soltar poco a poco.
Mis pinceladas son muy fuertes y firmes, por lo que tuve que aprender a usar el pincel suave y a mover todo el brazo, ya que al usar sólo la muñeca, comencé a tener dolor. Esta situación me hizo reflexionar sobre mi inflexibilidad ante las situaciones y vaya que si lo soy. Los cambios de planes o tener situaciones imprevistas eran inconcebibles para mi. Eso de que me avises que ya estás abajo de mi casa para irnos a desayunar, sin previo aviso, simplemente me ponía mal y de malas. Ahora pienso que si sucede, te diría, me lavo la cara y los dientes, me echo perfumito y ya bajo que tengo un chingo de hambre, ah! y te haría pagar la cuenta por no avisarme antes jajajaja.
Me enfrénté a mis miedos, ya que en muchas ocasiones no creía que iba a poder reproducir la obra. Lo que me sucede al terminar un cuadro es que me reconozco la constancia, la perceverancia, el tiempo y la energía invertida en cada cuadro y eso hace que tenga más ganas de seguir aprendiendo.
Una de las virtudes que he aprendido es que no importa que me equivoque de color, de trazo, o que le ponga demasiado óleo o aceite, siempre se puede arreglar. Al principio, entraba en estrés y le gritaba al maestro “Omar, ya la cague!, ayúdame!” jajaja y él me contestaba, “no te asustes, no importa, tiene arreglo”. Una gran enseñanza de vida, caray.
Te comparto mi experiencia con el fin de sembrarte el interés de buscar alguna actividad que te ayude a desarrollar el hemisferio no explotado en ti y vivas en carne propia la experiencia de conocerte, disfrutar y hacer amigos. Basicamente es una meditación activa, mucho más divertida que la meditación pasiva.
Gracias por leerme.
Melissa