Recuperar la Conexión Interna.

Hace semanas que no escribo el blog y la realidad es que últimamente me encuentro en una etapa de “bajada de información”, y estoy tratando de acomodarla en coherencia y orden, por lo que se me ocurrió compartirles cómo es que yo le hago cuando me vienen demasiadas eurekas o epifanías, al mismo tiempo, con el fin de que sea de ayuda para alguien que esté pasando por lo mismo.

Medito, si algunas veces me siento en mi zafú, hago la respiración de los 2 hemisterios, toco mi cuenco, cierro mis ojos y entro en la nada, sí lo hago, pero la verdad es que pocas veces.

Me refiero a la meditación activa, o sea, pinto, escucho alguna música de altas frecuencias (obvio no reguetón), hago jardinería, cocino o camino.

En la medida de lo posible hago un viajecito a la naturaleza, para entrar en contacto con los elementales y si hay animales es mucho mejor.

De esta manera quito el foco a la impaciencia que me genera no poder poner en palabras todo lo que siento, ya que la información es muy subjetiva. Aquella sensación de que sí comprendo en mi mente, pero al momento de querer explicarlo o escribirlo, ya se me hace engrudo todo jajaja.

El fin de semana pasado fui a un rancho, para tener la experiencia de convivir con los animales y cabalgué hacía unas cascadas. El trayecto duró aproximadamente 2 horas y fue adentrarse a la montaña, literalmente. Las cascadas están escondidas, muy escondidas, se llega o caminando o en caballo y con una persona oriunda de la zona.

Durante el camino yo miraba los diversos colores de las hojas de los árboles que parecían una alfombra encima de las montañas, varios tipos de amarillos y verdes, escuchaba a los pájaros y el pisar de los cascos de los caballos, sentía el toroíde de la yegua en la que yo venía, entendía el lenguaje del perro que venía cuidándonos, escuchaba la caída del agua y próximo a llegar, sentía la humedad en mi cuerpo, sentía el latido de mi corazón ante tanto silencio.

¿Saben que me vino a la mente? La confirmación de que Dios Existe. Pero no ese Dios que las doctrinas religiosas enseñaron a obedecer sin cuestionar, no, ese no.

Dios como esa mente magnánima de amor infinito, que creó tanta belleza para que la contemplara y experimentara.

Una vez escuche al ex sacerdote católico Salvador Freixedo responder a una pregunta que le hicieron; cuando después de haber sido expulsado por la Compañía de Jesús, por sus constantes críticas a la iglesía católica, de que si después de todas sus investigaciones todavía creía sobre la existencia de Dios y él contestó que si: que cuándo miraba un amanecer, sentía el amor por el prójimo, apreciaba los colores de la naturaleza, veía la inteligencia de los animales, creía que Dios existía, por el contrario no creía en ese Dios cruel de las biblias.

Recuerdo que se me quedó grabado ese comentario y el pasado fin de semana pude constatar semejante afirmación.

Después de este descanso y reconexión con el Todo, mi mente se ha despejado y estoy más fluida para comenzar a escribir los siguientes blogs.

Si he podido despertar tu curiosidad sobre este tema, te invito a encontrar tu propia conexión.

Gracias por leerme.

Melissa.

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